Reducir el nivel de colesterol no garantiza la salud de las arterias.

27.12.2013 11:37

La nutrición diaria está íntimamente relacionada con el buen estado de las arterias, dado que ciertos alimentos son nocivos y por el contrario, otros favorecen la salud de las mismas.

Una sustancia necesaria 
Es importante aclarar que el colesterol no es una sustancia tóxica, ya que es necesario para el correcto funcionamiento del organismo. 
Nuestro metabolismo produce el colesterol suficiente como para satisfacer las necesidades propias del organismo, sin que sea necesario ingerirlo a través de los alimentos. Pero cuando esa ingesta es excesiva, como hemos mencionado anteriormente, el mismo se deposita sobre la pared arterial, obstruyendo su luz y aumentando el riesgo de padecer diferentes enfermedades arteriales.


Alimentos beneficiosos versus alimentos perjudiciales 
Hay muchos elementos nocivos generalmente bien conocidos por todos, podemos nombrar al sodio, el colesterol, las grasas saturadas y las grasas trans. Se consideran nocivos siempre que se superen en exceso las necesidades de cada nutriente por nuestro organismo. Es decir, que a partir de ciertos niveles tolerables el riesgo de padecer arterioesclerosis e infarto es mayor.

Por otro lado, entre los elementos favorables destacan los antioxidantes (provenientes de frutas y verduras), la fibra soluble (obtenida a partir de frutas, verduras, legumbres y cereales) y las grasas insaturadas (procedentes de pescados, semillasfrutos secos y aceites vegetales).


Teniendo en cuenta lo saludable y lo no saludable, no bastaría sólo con reducir los niveles de colesterol o diferentes tipos de grasas, o de aumentar el consumo de antioxidantes por separado, sino que es una acción conjunta la que realmente beneficia la salud arterial.

La carencia de beta caroteno (provitamina A), de vitaminas C y E es perjudicial para nuestra salud, favoreciendo las enfermedades arteriales como el aumento del nivel de colesterol en sangre.


Combinación de factores 
La arterioesclerosis es una patología de alta incidencia en nuestra sociedad, es el resultado de una combinación de factores, entre los que se encuentran:

  • No consumo de sustancias antioxidantes: dado por una alimentación carente de frutas, vegetales, cereales integrales, aceites y frutos secos
  • Alto nivel de colesterol sanguíneo
  • Exceso de grasas saturadas en la alimentación
  • Ausencia de ejercicio físico regular
  • Tabaco
  • Estrés
  • Irregularidad hormonal
  • Factores hereditarios


En muchos casos de infarto el nivel de colesterol en sangre resulta normal. Por ello, un amplio estudio internacional puso de manifiesto que:

  • A más alto nivel de colesterol total sanguíneo, mayor riesgo a padecer enfermedades coronarias
  • Ante el mismo nivel de colesterol, el riesgo de infarto es mucho mayor en personas de países donde se consumen menos frutas y verduras, y menor en individuos que siguen una dieta mediterránea.


También es importante aclarar que algunas alteraciones hormonales, como el hipotiroidismo y factores hereditarios, son causantes de un colesterol en sangre elevado. Pero cuando es la alimentación la clave de la hipercolesterolemia, la sustitución de ciertos alimentos por otros dentro de una dieta equilibrada resulta esencial.


Remplazos o sustituciones de alimentos para tener en cuenta:

  • Leche entera: contiene grasa saturada, colesterol y caseína (una de sus proteínas), todas sustancias que aumentan el colesterol en sangre. Debe sustituirse por:
    • Leche desnatada: baja su tenor graso, pero la caseína se mantiene, por lo que su efecto desfavorable hacia el colesterol continúa, por lo que conviene consumir
    • Leche de soja o almendra: no contiene grasas animales, ni colesterol, ni caseína, y además aporta isoflavonas cardioprotectoras.
  • Queso curado (duro): contiene sodio, grasa saturada y colesterol, nutrientes no favorecedores para la buena salud arterial, por lo que conviene sustituirlo por:
    • Queso bajo en grasas
    • Tofu y aguacate, este ultimo proporciona vitamina E y antioxidantes, y ambos reducen el nivel de colesterol.

     

  • Carne roja (ternera, cerdo y cordero), embutidos y mariscos: tanto la carne roja como los embutidos contienen grasas saturadas y colesterol. Los embutidos además tienen altas cantidades de sodio. Los mariscos crustáceos contienen el doble de colesterol que la carne roja, conviene sustituirlo por:
    • Pescado o carne blanca (aves) sin piel: el pescado contiene grasas insaturadas saludables, y las aves grasas menos nocivas
    • Legumbres y carne vegetal: proporcionan fibra soluble y no contienen colesterol ni grasas nocivas.

     

  • Mantequilla, margarina y bacon: entre los más nocivos para la salud de las arterias, contienen altas cantidades de grasas saturadas y colesterol. Si se remplaza por margarina, contiene a su vez ácidos grasos trans que aumentan el riesgo de padecer arterioesclerosis, por lo tanto siempre deben remplazarse por:
  • Dulces y chocolate: sus azúcares y grasas aumentan los niveles de colesterol, por lo que conviene remplazarlo por:
    • Frutas desecadas
    • Miel, ambos dulces muy saludables.
  • Bollería industrial refinada y pasteles: contienen azúcares refinados y grasas trans, ambos perjudiciales y favorecedores de la aparición de arterioesclerosis. Conviene remplazarlos por:
    • Bollería integral, consumida de forma ocasional, y sin que contenga grasas vegetales hidrogenadas “trans”.


La sustitución de ciertos alimentos por otros más sanos y beneficiosos, dentro de una dieta variada y equilibrada nos ayudará a prevenir o disminuir el riesgo a padecer ciertas patologías coronarias, como así también, incorporar a nuestra dieta una correcta combinación de nutrientes. Una sola acción por separado no es suficiente.

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